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Las rejas fueron arrancadas. |
Todo en el club Unión Vecinal es a base de esfuerzo, se
sabe, y cuando suceden cosas como las de ayer, pegan mucho más, duelen
demasiado.
El quincho del club, que fue construido a pulmón, como todo
en el mundo fútbol de la UVE, sufrió un robo el viernes por la madrugada. Los
delincuentes lograron romper las rejas que protegen las ventanas, entrar y
llevarse electrodomésticos.
Jugadores que hacen
de dirigentes, que pagan cuotas mensualmente. Personas que dejan mucho tiempo
de su semana en el club de sus amores. Por que Unión Vecinal no es más que eso,
es un conjunto de personas, muy reducido que sienten el amor por los colores.
Ese amor que suele dejar a la familia por momento de lado, o todo lo contrario,
la familia completa se pone a disposición
de la institución y hace todo lo posible para verla bien. Crecer, como hace años
no lo hacía, en infraestructura, comodidad, económicamente y claro, todo se ve reflejado en lo futbolístico.
No se cuenta con ninguna ayuda económica, todo es a
pulmón. Cenas, bingos familiares,
sorteos, donaciones, publicidad. El club cuenta con muy pocos socios, el
público que va todos los fines de semanas solo llega a sustentar el gasto de
esa misma jornada.
Se podría nombrar muchas formas de ingreso para poder
mantener al club en buenas condiciones, sin demasiados lujos, pero con las
condiciones necesarias para que todos se sientan a gusto.
Unión Vecinal es familia, y cuando pasa estas cosas, el
dolor es más grande.
Se llevaron cosas que, para otros clubes de más elite o
mayor sustento económico sería reemplazable rápidamente, pero que para la UVE
es un balde de agua fría. Pero con la clase de personas que manejan las riendas
del fútbol mayor, que diariamente hacen crecer a la institución de Etcheverry,
todo va a volver como antes, o aún mejor.
Una simple muestra de ese gran esfuerzo familiar fue lo que
ocurrió el sábado a la noche, unas horas después del ingreso de los malvivientes:
estaba programado para este día una cena familiar, de pizzas y postre con el
valor de $50. Algunos jugadores e hinchas se habían quedado ese mismo viernes
por la noche, después de entrenar, a amasar la más de 60 pizzas. En la mañana
del sábado, ya con el hecho realizado, obviamente las pizzas se tuvieron que
tirar a la basura en modo de precaución. Sin embargo, la cena no se podía
suspender, porque es uno de los ingresos importantes que tiene la UVE.
Jugadores, esposas de los mismos, hinchas, toda la familia
Vecinal se puso inmediatamente a disposición. A las corridas y con esfuerzo, la
cena se pudo hacer, a pesar del dolor que estaba latente en cada uno que siente
el amor a la institución.